miércoles, 21 de diciembre de 2011

Vacío

Mi habitación. Todo da vueltas. Está borroso.
-Hola, papá.
-¿Quién eres?
-Soy yo, Ana, ¿me recuerdas?
-¿Quién es Ana, quién eres?
Intenta tocarme, yo no la dejo. Una parte de mí dice que no me dañará, pero el desconcierto es más fuerte.
-Yo...- de nuevo se acerca.
-¿Quién eres, quién eres? -grito asustado.
Dolor. Oscuridad. Otro mueble ha desaparecido.


Fragmentos de recuerdos invaden mi mente. Hay brillo, luz, una sonrisa.
-Ángela...
-¿Qué has dicho?
Hay alguien a mi lado, algo de ella me resulta familiar, pero no recuerdo el qué. Me está vistiendo.
-Ángela, ¿dónde está?
Durante un instante me parece ver una mueca de tristeza en su rostro, pero vuelve a su expresión serena rápidamente.
-Ángela no está ahora.
-¿Cuándo va a volver?
-En unos días, tardará un tiempo.
Sale de la habitación, fuera veo a otra chica.
Empiezan a hablar, pequeños murmullos llegan hasta mis oídos, apenas logro distinguir unas palabras.
-¿Quién es Ángela?
-Era... su esposa. Murió hace diez años.
No... no lo entiendo. ¿Qué ocurre? Las dudas me inundan de nuevo. La penumbra vuelve, me empieza a atrapar, engulle todo a su paso; hasta que vuelvo a sumirme en una profunda oscuridad.

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