viernes, 11 de noviembre de 2011

Despedida

Sus cálidos y firmes brazos la atrapaban, ciñéndose a su cintura. A sus ojos sentía que podía romperse, cuan frágil muñeca de porcelana, y por ello la trataba con suma delicadeza.
Jugueteaba divertido entrelazando los dedos con sus dorados cabellos, mientras ella le dibujaba círculos alrededor del pecho y le propinaba algún merecido beso.
El tiempo pasaba dulce y paciente, aunque la despedida seguía estando presente. Sobraban las palabras, sus cuerpos hablaban solos, ambos sabían lo que sentía el otro.
Disimuladamente ella miró el reloj, y no pudo reprimir una mueca de tristeza al ver la hora. Él lo notó, y lentamente se separó de ella.Unieron las manos y se miraron disgustados.
Ella agachó la cabeza, huyendo de su mirada; sin permitírselo él soltó una de sus manos, la sostuvo de la barbilla y se besaron con ternura en los labios.
-Adiós -susurró él.
-Adiós -le correspondió ella.
Se alejó lentamente, con un enorme vacío en el corazón, mientras guardaba con recelo el sabor de aquel último beso.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Virus.

Demasiadas muertes en tan poco tiempo. Pequeñas, pequeñas muertes que se te clavan en corazón y mente; dejando, a pesar de su tamaño, grandes heridas difíciles de sanar.
La tormenta continúa, sigue causando estragos. Arrastra, como si fueran hojas, unas vidas que antes guardaban una potente luz, cuyo destello se ha ido consumiendo.
Una devastadora tormenta llamada Sendai, se lleva víctimas inocentes del descuido humano. Va consumiendo sus vidas, chupándolas como si de un vampiro hambriento de sangre se tratara. Y mientras todo esto ocurre, espero impotente a que esta pesadilla termine, viendo como sufren, sin poder hacer nada. Preparada para lo que pueda ocurrir, pero a la vez atónita cada vez que otro angelito cruza el cielo, mientras mi corazón se debate entre la tristeza y el alivio de que ya nada las dañará más.