viernes, 15 de junio de 2012

El mar en llamas

Sentada frente a la hoguera contemplaba las llamas que crecían y disminuían al antojo del viento. El cabello caía sobre mi rostro, ocultándolo parcialmente, mientras permanecía hundido sobre las rodillas, con la mirada abstraída en sus ojos, tratando inútilmente de robarle un instante al que apoyarme en ese turbulento mar, un breve gesto, tan breve como la brisa que mecía nuestros cuerpos.

Fuego y agua... Ambos elementos tan opuestos parecían unirse en la mirada, como si su presencia los calmara y se fundieran en uno solo. Esa sola imagen reconstruía en mi interior lo que ya parecía perdido, me apaciguaba hasta el punto de pensar que quizás supiera la clave, que podíamos lograr juntos lo imposible.


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