viernes, 4 de noviembre de 2011

Virus.

Demasiadas muertes en tan poco tiempo. Pequeñas, pequeñas muertes que se te clavan en corazón y mente; dejando, a pesar de su tamaño, grandes heridas difíciles de sanar.
La tormenta continúa, sigue causando estragos. Arrastra, como si fueran hojas, unas vidas que antes guardaban una potente luz, cuyo destello se ha ido consumiendo.
Una devastadora tormenta llamada Sendai, se lleva víctimas inocentes del descuido humano. Va consumiendo sus vidas, chupándolas como si de un vampiro hambriento de sangre se tratara. Y mientras todo esto ocurre, espero impotente a que esta pesadilla termine, viendo como sufren, sin poder hacer nada. Preparada para lo que pueda ocurrir, pero a la vez atónita cada vez que otro angelito cruza el cielo, mientras mi corazón se debate entre la tristeza y el alivio de que ya nada las dañará más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario