jueves, 22 de diciembre de 2011

Amistad

Hay veces en las que solo tienes ganas de llorar, lamentarte, donde no puedes más y te derrumbas.
Pero aparece alguien, una personita insignificante para los demás; al contrario que para ti pues es tu mundo entero. Ellos pueden decir lo que quieran, nunca la conocerán tan bien como tú, no te importará como la vean, a tus ojos es la perfección en persona.
Llueva, nieve, o salga el sol ella siempre estará ahí. Te preguntas si quizá tú harías lo mismo, si no la fallarías nunca; y por mucho que ella te diga que sí no te imaginas ni por asomo poder alcanzarla.
Os prometéis un para siempre que crees que perdurará hasta el resto de los tiempos. No sabes si eso será así, pero te da absolutamente igual. Lo importante es que ahora sigue ahí, y en tu precioso futuro idealista también. 

¿Qué más da lo que piensen los demás? ¿Acaso importa lo que ocurra después? Disfrutar del momento es lo que cuenta, las lamentaciones no sirven de nada. 
Ríe, juega, y cuando llegue el momento, deja que los caminos sigan rumbos diferentes si así el tiempo lo ha decidido y  alégrate de haber podido tener una historia a su lado.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Vacío

Mi habitación. Todo da vueltas. Está borroso.
-Hola, papá.
-¿Quién eres?
-Soy yo, Ana, ¿me recuerdas?
-¿Quién es Ana, quién eres?
Intenta tocarme, yo no la dejo. Una parte de mí dice que no me dañará, pero el desconcierto es más fuerte.
-Yo...- de nuevo se acerca.
-¿Quién eres, quién eres? -grito asustado.
Dolor. Oscuridad. Otro mueble ha desaparecido.


Fragmentos de recuerdos invaden mi mente. Hay brillo, luz, una sonrisa.
-Ángela...
-¿Qué has dicho?
Hay alguien a mi lado, algo de ella me resulta familiar, pero no recuerdo el qué. Me está vistiendo.
-Ángela, ¿dónde está?
Durante un instante me parece ver una mueca de tristeza en su rostro, pero vuelve a su expresión serena rápidamente.
-Ángela no está ahora.
-¿Cuándo va a volver?
-En unos días, tardará un tiempo.
Sale de la habitación, fuera veo a otra chica.
Empiezan a hablar, pequeños murmullos llegan hasta mis oídos, apenas logro distinguir unas palabras.
-¿Quién es Ángela?
-Era... su esposa. Murió hace diez años.
No... no lo entiendo. ¿Qué ocurre? Las dudas me inundan de nuevo. La penumbra vuelve, me empieza a atrapar, engulle todo a su paso; hasta que vuelvo a sumirme en una profunda oscuridad.